Reportaje sobre la masonería en Galicia en Quincemil

Los masones gallegos retoman el camino tras el covid: así es la vida en una logia en 2022

Las logias de Galicia están registrando un aumento del interés a medida que la sociedad deja atrás la pandemia

La pandemia del coronavirus parece que ya es cosa del pasado y la sociedad está retomando su vida al completo y marcándose nuevos objetivos. También los masones o los que quieren serlo. Quizá por ello, las logias de Galicia que forman parte de la Gran Logia Simbólica Española han notado un aumento del interés por su institución. «Después del covid nos hemos encontrado con un mayor número de solicitudes de lo habitual, quizá con la pandemia la gente se replantea intereses», dice a este medio un miembro de la logia coruñesa Clave 77, que nació en 2021 tras la unión de las logias Galicia 77 y Atanor 89, ambas en la ciudad herculina.

A pesar de esta mayor demanda, Pilar Abuin, Gran Consejera por Galicia de la Gran Logia Simbólica Española, explica a este diario digital que entrar en el mundo de la masonería y formar parte de una logia es más complejo de lo que parece: «Las logias no pueden ser nada más alejado que una secta porque es muy difícil entrar y muy fácil salir», asegura. 

En la misma capital coruñesa hay otra logia de cierto tamaño, Renacimiento 54, exclusivamente masculina e integrada en la Gran Logia de España – Grande Oriente Español, que es la mayoritaria en el país y que está íntegramente compuesta por varones y creyentes.

Cómo se entra y cuánto cuesta una logia masónica

Actualmente en Galicia, cuenta Pilar, hay unos 150 masones que se distribuyen entre las diferentes logias y federaciones que hay en las zonas urbanas de la comunidad. Un número reducido que se puede entender, en parte, por lo complejo que es entrar en una ellas y, posteriormente, formar parte de la carrera de la masonería. «La logia y la masonería no vale para todo el mundo», dice Pilar. «La masonería exige la presencialidad y actividad», añade.

El proceso de selección para entra a una de estas organizaciones, después de contactar con ellos a través del teléfono o el correo electrónico, es pasar tres entrevistas individuales con los masones más expertos de la logia, los maestros. Además, algunas logias siguen practicando la prueba del pase bajo venda, que consiste en someter al interesado a una nueva serie de preguntas con los ojos vendados para posteriormente hacer una votación entre los miembros de la logia. «El proceso total duran entre tres y cuatro meses, luego te conviertes en un iniciado», relata Pilar.

Respecto al precio, para formar parte de esta institución, por lo menos de las que están bajo el paraguas de la Gran Logia Simbólica Española, hay que pagar de unos 30 a 40 euros. Además, hay que tener en cuenta que también se suelen hacer otro tipo de obras benéficas y actividades. Así, Pilar dice que la seguridad económica de los miembros de una logia es clave, pues a este gasto se debe de hacer frente después de las obligaciones económicas habituales de todo ser humano. «Primero tiene que tener cubiertas sus necesidades la persona, luego su familia y, por último, la logia», explica.

Qué se hace en una logia masónica

En España los masones están cubiertos con un halo de sombras y oscuridad, una fama que nació con el odio que tenía el dictador Francisco Franco a esta institución. Sin embargo, Pilar relata que practicar masonería nada tiene que ver con escenas oscuras o elementos extraños. Confiesa que sí que tienen una serie de ritos, iconografía determinada y lenguaje simbólico, pero nada más.

Así, cuenta que la actividad que se hace en una logia es, principalmente, una reunión al mes en el templo con todos los socios, donde además de una serie de actos protocolarios se mantienen conversaciones sobre las inquietudes que pueden surgir en la vida. «Reflexiones en torno a la muerte, al perdón, quien soy yo, la traición», explica Pilar.  De hecho, un masón, define Pilar, «es una persona con inquietudes que se de dedica a realizar reflexiones filosóficas y éticas en su logia y a realizar labor social».

Asimismo, dentro de la logia está prohibido hablar de política y religión, pero sí se habla y reflexiona sobre los retos políticos que tienen las sociedades de hoy. La regla que sí que se tiene que seguir es la del respeto al pensamiento del otro. «Todo se debe exponer de una manera muy respetuosa, hay que tener mucho cuidado de no ofender, hay que hablar y tener mucho talante».

Donde sí que hablan más de la política del día a día y el «politiqueo» es en las reuniones informales que hacen los miembros de la logia, pues pertenecer a esta organización también sirve para formar nuevos círculos de amistades con personas que comparten intereses similares. «Somos u grupo de personas que nos vemos todos los meses y con las que desarrollas una amistad y compañerismo», relata la representante. «Hacernos una pequeña familia. Hay mucha actividad fraternal, de amistad más allá de los eventos oficiales», asegura.

Reportaje completo firmado por Yago Gantes en: https://www.elespanol.com/quincemil/articulos/cultura/los-masones-gallegos-retoman-el-camino-tras-el-covid-asi-es-la-vida-en-una-logia-en-2022?fbclid=IwAR3UKKj3OiKQCUiBDeLy5jyHYuwa4AlryRFYIyE4LxAKwpoU7zhRbGZHnDI

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