El (turbulento) retorno de la masonería española en el exilio

Compartimos hoy una pieza imprescindible en toda biblioteca masónica: “Masonería española contemporánea” del ilustre masonólogo y S.J. José Antonio Ferrer Benimeli. A continuación reproducimos un extracto en lo referente a la turbulenta vuelta de la masonería del exilio, y sobre la tradición masónica histórica española y su dificil relato de continiudad con las organizaciones masónicas actuales.

EXTRACTO: 

El 1 de marzo de 1939 […] se expedía un documento oficial difigido a «todos los talleres y masones regulares esparcidos por la superficie de la Tierra» y que decía así:

Sabed que en el día de la fecha y en atención a las causas que justifican el estado presente de la España liberal, perseguida por el triunfo de las fuerzas enemigas, la Francmasonería Española se ve obligada a abandonar su país, y espera de todos pretéis la ayuda moral y material a vuestros hermanos que, en el exilio forzoso, no dudan recibir de vosotros.

Plancha de viaje, 1 de marzo de 1939

A tal efecto firmaban dicho documento, que no era otra cosa que una «plancha de viaje», las dos obediencias existentes en España en aquellos momentos, a saber: fernando García PEña, Diputado Gran Maestro del Grande Oriente Español, y Carlos Fernández Cancel, Gran Maestre delegado de la Gran Logia Española.

A partir de esta fecha se inicia el exilio oficial de la masonería esañola, uniéndose al de tantos de sus miembros que habían seguido el mismo camino para poder escapar de la represión franquista. Muchos de los componentes del Grande Oriente Español y de la Gran Logia Española, así como del Supremo Consejo Español, pasaron a Francia, donde continuaron actuando en la medida que las difíciles circunstancias internacionales lo permitieron. Con el comienzo de la segunda guerra mundial, y tras la invasión de Francia por el ejército alemán, la mayor parte de los masones españoles se vieron obligados a huir; esta vez hacia México y demás países hispanoamericanos.

.·.

El un manifiesto conjunto del Supremo Consejo del grado 33 para España y el Grande Oriente Español, fechado en Mexico el 15 de marzo de 1975, […] condenaban “con energía a la cruel dictadura que desde 1936 viene sojuzgando a España” […] se mostraban “especialmente preocupados por la marcha de los acontecimientos político-sociales que se sucedían en España”, y hacían un acto de fidelidad inalterable al principio de acatamiento y de respeto a todos los regímenes políticos democráticos que hubieran sido instaurados por la libre voluntad del pueblo en pleno ejercicio de su soberanía. Y precisamente ese sentimiento de fidelidad les llevó a reiterar que la masonería española seguía considerando a la Constitución Republicana de 1931 como “la expresión más auténtica de la última manifestación libre de la soberanía del ciudadano española en el marco legal de la política del país«. Firmado por Juan Pablo García Álvarez (Soberano Gran Comendador) y por Jaime Fernandez Gil de Terradilllos (Gran Maestre GOE).

A pesar de estas tajantes declaraciones, unos meses más tarde los masones españoles presididos por el propio Gil de Terradillos, se presentaban oficial y públicamente en España “apoyando al Estado monárquico como Estado de Derecho” […] declarándose en dicha ocasión “monárquicos de espíritu”. 

A partir de ese momento se inician las gestiones ante el Ministerio de la Gobernación para obtener la legalización de la masonería en España. […] Declararon unilateralmente disultas las organizaciones de la masonería en el exilio, comunicando la creación de un Grande Oriente Español sin nexos con el pasado (a excepción de los económico-patrimoniales), autonombrándose Gran Maestre Jaime Fernández Gil de Terradillos, Gran Maestre Adjunto Antonio de Villar Massó y Gran Orador Antonio García Borrajo. Todo esto, así como la postura inicial de ruptura o distanciamiento con ciertas masonerías extraneras, consideradas en el mundo ma´sonico internacional como “irregulares”, que durante el exilio habian mantenido una cierta hospitalidad respecto a los masones españoles, hizo que no tardase en surgir una primera escisión, con la creación de un nuevo Grande Oriente Español impulsado y reconocido por México.

La Gran Asamblea de maestros masones del Grande Oriente Español (en el exilio) en un documento que se hizo público en España mucho después, procedió a la irradicacion a perpetuidad” del Grande Oriente Español y de la Orden masónica a Gil de Terradillos, Villar Massó y García Borrajo, “por deslealtad y perjurio”. La misma asamble aprocedió al nombramiento de Francisco Espainar Lafuente como Gran Maestre […] así como a la creación en México de una comisión liquidadora encargada de la repatriación del Grande Oriente Español y de sus bienes y archivos. 

Constituido el nuevo Grande Oriente Español, dirigido por Espinar Lafuente, éste solicitó del Ministerio del Interior el cambio de identidad de los peticionarios de la inscripción en el registro por la expulsión de tres de ellos. Gestión que resultó inútil porque el Ministerio del Interior no reconoció la jurisdicción, a efectos civiles, del Grande Oriente Español en México, y porque Gil de Terradillos gozada de prioridad por figurar como primer firmante. Ello obligó a Francisco Espinar a pedir la inscripción de la Orden con el nombre de Grande Oriente Español Unido, para así distinguirlo del otro Grande Oriente Español.

El nombramiento de Francisco Espinar como Gran Maestre de la “rama legítima” sería posteriormente ratificado en una asamblea celebrada el 18 de marzo de 1978, a la que concurrieron seis de las siete logias entonces existentes. Un año después, en la Asamblea General del 20 de octubre de 1979, fue de nuevo reelegido.

Entre tanto, habían ocurrido muchas cosas en el seno de la masonería española. Había ocurrido el cisma. Y así, el Ministerio del Interior tuvo que legalizar no una, sino dos masonerías, a saber, el Grande Oriente Español y el Grande Oriente Español Unido, que serían definitivamente inscritas en el Registro Nacional de Asociaciones del Ministerio del Interior el 21 de noviembre de 1979.

Hoy día [1980] existen dos grandes potencias masónicas españolas: el Grande Oriente Español y el Grande Oriente Español Unido. Ambas se proclaman herederas de la masonería tradicional española en línea de continuidad directa del Grande Oriente Español fundado en 1889. […] A los dos Grandes Orientes hay que añadir el Distrito de Cataluña, integrado en la llamda provincia francesa de Occitania, de la Gran Logia Nacional Francesa. Hoy en día cuentan con tres logias: Sant Jordi de Girona, Sant Joan de Catalunya y últimamente la Perseverança […] Entre los promotores de este grupo masónico, que ha adoptado el nombre de “Gran Logia de España”, figuran Miguel Cabra Massana, José Carretero Domenech y Luis Salat. 

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