Masonería e Igualdad

Si acudimos a los orígenes de la Masonería moderna y nos situamos en aquel momento histórico (la sociedad europea de los siglos XIV y XV), vemos que, salvo excepciones, la mujer tenía un papel secundario en la sociedad, la familia, la iglesia y el Estado. Por lo tanto no es de extrañar que en los documentos antiguos, los Old Charges de las hermandades de canteros y talladores de piedra, la mujer estuviera excluida de las logias, que eran los lugares donde se discutían las cosas del oficio. A pesar de todo esto, esta exclusión no se materializó en todas partes ni de la misma manera. Hay constancia documental de mujeres que participaron y compartieron la dureza del trabajo de las canterías; normalmente eran viudas o hijas de canteros.

En el siglo XVII, en el periodo final de la Masonería operativa y el desarrollo de la especulativa, se introduce el componente iniciático de influencia hermética y alquímica. Los primeros documentos constitutivos de esta masonería especulativa establecen que para ser masón es preciso ser “hombre libre y de buenas costumbres” (Constituciones de Anderson, 1723).
Aparte de la distinción entre ser hombre o mujer, se establecía otra más: que el candidato debía ser “libre”, es decir, había de tener ingresos que le den una independencia económica. Y es una distinción porque, en términos sociales, para la mujer esa independencia económica no llegó hasta su incorporación masiva al mundo laboral. Eso sucedió a mediados del siglo XX.

Sin embargo, las mujeres pronto se sintieron atraídas por la Masonería. En Francia, ya en tiempos de Luis XIV y Molière, las mujeres cultas se reunían en sus salones para debatir, solas o con hombres, los asuntos que preocupaban a los intelectuales de su tiempo. A comienzos del XVIII, cuando la recién fraguada Masonería especulativa reunía a los hermanos en las Logias, ni los Papas ni las mujeres pudieron soportar la idea de aquellos hombres hablando solos y a puerta cerrada. Por lo que respecta a Roma, decidió excomulgarles. Las mujeres, en cambio, ejercieron la presión suficiente para que nacieran la Masonería de adopción, la masonería mixta y la masonería femenina.

MASONAS

El Rito de Adopción, según los archivos de la Gran Logia de Francia, nació en 1744. Su desarrollo fue lento y siempre tuvo menos miembros que la Masonería masculina, pero a finales del XIX había ya unas 150 Logias.
Los primeros datos que se pueden encontrar en los archivos españoles son de 1885. El anuario de 1894 a 1895 del Grande Oriente Español habla de las siete Logias de Adopción que esta organización auspiciaba en España, entre las que destacan “Las Hijas de la Unión nº 5″ de Valencia, “Las Hijas de la Regeneración” de Cádiz, y “Las Hijas de los Pobres” de Madrid.
Las Logias de Adopción (hoy prácticamente extinguidas) eran creadas por Logias masculinas de las que dependían, y trabajaban bajo tutela y supervisión masculina.

La Masonería mixta nace con la federación de Logias denominada “Orden Mixta Internacional Le Droit Humain, El Derecho Humano”, en 1893. Fue fundada por la escritora y periodista francesa Marie Deraismes, conocida sufragista y feminista junto a Anne Feresse, Georges Martin y su esposa, Marie Martin. Una de las particularidades de esta federación es que fue la primera y única en constituirse a escala internacional. Tiene el Supremo Consejo en Francia, y federaciones nacionales y jurisdicciones en otros muchos países del mundo, entre los que está España.
En España, también a fines del siglo XIX, encontramos nombres de mujeres en los Cuadros de Logia, es decir, en la lista de los miembros activos. En el Gran Oriente Español, por ejemplo, se ve en “Los Hijos del Riego” de Madrid, o en ”Nueva Cádiz”. Esto nos permite comprobar que, a pesar de las Constituciones de Anderson, El Grande Oriente Español iniciaba ya en aquella época a mujeres en el Rito masculino, o Rito Escocés Antiguo y Aceptado, y que éstas asistían regularmente a los trabajos de la Logia “masculina”, como se puede leer en los libros de Actas.

La primera Obediencia femenina que se creó fue la Gran Logia Femenina de Francia. En 1935, la Gran Logia de Francia decide dar a sus Logias de Adopción completa independencia, y ayudarlas a crear su propia Obediencia o federación. Debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, esto no pudo llevarse a efecto hasta 1945. Y en 1952 la Unión Masónica Femenina de Francia adoptó su nombre definitivo: La Gran Logia Femenina de Francia, que en 1959 abandonaba el Rito de Adopción y pasaba a trabajar –así lo hace desde entonces– en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Hoy existen Obediencias femeninas en gran parte de los países de la Europa continental y Latinoamérica. La Gran Logia Femenina de Francia auspiciaba en España varias Logias desde los años 80 y es la impulsora de la actual Gran Logia Femenina de España.

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Nieves Bayo, Gran Maestra de la GLSE (2015)

El 2 de Febrero de 1977 se funda en Barcelona “Minerva-Lleialtat nº 1″, primera Logia o matriz de lo que después sería la Gran Logia Simbólica Española, inscrita y legalizada en el Registro de Asociaciones del Ministerio del Interior de España en mayo de 1980. La Gran Logia Simbólica Española nace como federación de Logias masculinas, depositaria y representante de las señas identidad y los ideales de la francmasonería histórica española, al recoger los principios del Grande Oriente Español, federación prácticamente extinguida bajo la implacable persecución que sufrió durante la dictadura franquista.

En 1990, y a causa de su sentir democrático, liberal e igualitario, comienza en la GLSE el debate sobre la mixticidad. Este debate desemboca en la aprobación (Gran Asamblea de 1992) de la reforma de su Constitución y Reglamentos Generales. La GLSE admite desde entonces hermanas masonas como miembros de pleno derecho y en régimen de completa igualdad con sus hermanos masones, y se convierte en la primeraObediencia que auspicia Logias masculinas, femeninas y mixtas: deja que sea el sentir de cada cual el que decida cómo “trabajar su piedra“.

Hoy en día, La Gran Logia Simbólica Española es la federación masónica liberal más importante en España, y cuenta con un gran número de Logias y Triángulos (grupos de trabajo más pequeños) en distintos puntos de la geografía nacional. En todos ellos trabajan hombres y mujeres en pie de igualdad.

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